viernes, 21 de enero de 2011

Riobamba

Después de mucho tiempo sin escribir en este lugar vuelvo a finalizar la historia de mi llegada al Ecuador.
Cómo había dicho, al llegar al puesto de trabajo de mi padre este no estaba. Qué haríamos? Estábamos mi madre, mis dos hermanos, mi hermana, el taxista y yo. No quedaba más que esperar... y esperamos... y esperamos... y seguimos esperando.
Pasó una hora larguísima hasta que llegó un funcionario del periódico. Una excelente persona. Cuando mi madre le explicó quiénes éramos este señor no lo dudó. Pagó de su propio bolsillo el que se le debía de al taxista y nos hizo pasar en el edificio. Al rato llegó mi padre. Imagínense la alegría de todos nosotros.
Una vez instalados en la casa que mi padre alquilaba me pidió que lo acompañara a comprar a una ferretería y, una vez en este local, fue la primera vez que un ecuatoriano me dirigió algunas palabras. La señora encargada del negocio me saludó muy amablemente para después añadir: - "Y se enseña el huambrito?" Para mí esto no era castellano. Al menos, distaba mucho el español de Chile al que estaba acostumbrado. Miré contrariado a mi padre, quién sonrió antes de traducirme:
- Te está preguntando si te acostumbras en tu nuevo país.

Así, de este modo, me fui dando cuenta que los ecuatorianos utilizan algunos verbos de manera diferente a cómo lo hacemos en Chile. En este caso, enseñar quiere decir acostumbrarse. Huambrito quiere decir jovencito, mozo. Fue toda una experiencia estos tres años en tierras ecuatorianas. Me dejó una profunda huella este bello país andino, a tal punto que Ecuador y Cataluña compiten entre ellos para tener el segundo lugar en mi corazón.
Una cosa que se me ha olvidado de decir es que la situación producida al aeropuerto y el posterior viaje a Riobamba, motivado por el hecho de no saber a que nos enfrentábamos, fue una situación muy angustiosa para mí. Hoy digo que, incluso, fue muy injusto todo. Yo sólo tenía diez años y tuve que ser el brazo derecho de mi madre.
Nadie me lo pidió pero lo asumí. Esto es lo que a veces le he comentado a mi hija María de los Ángeles. ¿Qué cosa? Al parecer los hijos primogénitos tenemos un chip incorporado que nos hace sentirnos responsables de nuestros hermanos pequeños. A ella su madre le dice, como la mía a mí me lo decía, "Sé ejemplo para tu hermana pequeña", y esto que sólo se llevan por un año, la misma diferencia que tengo con el hermano que me sigue en edad y a quien se suponía que debía cuidar.

6 comentarios:

  1. muy buen final a esta historia en la que te he seguido.

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  2. Excelente final de este viaje.

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  3. Mmm... cuánta verdad che.
    Voy con lo primero: así y todo tu explicación de qué significaba "huambrito" me resultó dificultosa (te recuerdo soy de Argentina)... qué hermosa es América Latina che :D

    Segundo: es cierto lo de los hermanos mayores. Yo le llevo 5 años a mi hermanito menor (que a estas alturas tiene 15 jeje!) y siempre fue lo mismo "no te pelees con él, da el ejemplo; comportate así se porta bien tu hermano..." bla, bla..

    Hoy nos llevamos muy bien, por suerte.

    Abrazo! lindas fotos ;)

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  4. Qué bueno que hayas regresado!!Un placer leerte. Un abrazo!

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  5. Hola Leonel:


    Pues si el mayor siempre es el mayor y el pequeño aunque tenga 28 años, siempre es el pequeño, ja,ja...
    Cosas de madre o de padre.

    Una abraçada, Montserrat

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